Por qué Argentina necesita de un Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación con promoción, gestión y financiamiento  del Estado.

El proceso de transformarse en un país verdaderamente en desarrollo, no uno estancado en el atraso, requiere del desarrollo de sus capacidades tecnológicas. Este proceso no se condice con los tiempos políticos, con ciclos de cuatro u ocho años, sino que requieren de continuidad en el esfuerzo de aprendizaje e inversión, en un proceso lento y sostenido. Para ello se requiere disponer de un Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación sólido, resiliente y con capacidades para todas las etapas que involucran la creación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación. En todos los países la etapa de investigación es esencialmente subsidiada por el Estado, mientras que la transformación del nuevo conocimiento científico en bienes o servicios comercializables es una especie de tierra de nadie, que es idealmente cubierta por la colaboración público-privada. La comercialización la realizan empresas con fines de lucro. Ninguna empresa invierte en los resultados de una investigación si no tiene posibilidades de rentabilidad a corto plazo.

De allí surgen los tres actores del famoso triángulo de Sabato: Sistema Científico/Estado/Sistema productivo, con las Ciencias Sociales recorriendo todo el contorno de este triángulo. La presencia del Estado es especialmente crucial en los países que están en situación de atraso y que por lo tanto carecen de un entramado de entidades científicas, innovadoras y productivas. Como se dijo repetidamente, algunos países son ricos porque invierten en ciencia y tecnología, y no es al revés, no invierten en ciencia y tecnología porque son ricos. Abundan los ejemplos de países que han logrado esa transformación partiendo de condiciones iniciales muy precarias: Alemania y Japón después de la guerra, Corea del Sur, Israel, China, Finlandia. En todos ellos el Estado jugó –y juega- un rol esencial.  Es oportuno también recordar el famoso enunciado del Primer Ministro de la India Jawaharlal Nehru, cuando dijo ‘’La India es un país demasiado pobre para darse el lujo de no invertir en ciencia y tecnología".

Sin capacidad científico-tecnológica es imposible enfrentar los retos del futuro inmediato. Esos retos globales son muchos y de una magnitud nunca vista antes. Los desarrollos en las capacidades de computación que apuntan a la concreción de la computación cuántica pueden poner en peligro toda la estructura de ciberseguridad del sistema bancario. La inteligencia artificial trastornará todo el mercado laboral. El cambio climático impacta ya en la productividad agrícola y presenta serias amenazas para las poblaciones humanas en forma de sequías (hambrunas) e inundaciones catastróficas. Para mitigar esto es imprescindible ir sustituyendo los combustibles fósiles y transicionar hacia formas de producción de energía menos contaminantes como son las renovables y la nuclear, para lo cual nuestro país está bien posicionado. La ingeniería genética ya está revolucionando la producción agropecuaria. La Iniciativa del Genoma Humano plantea un nuevo escenario para la Medicina, y la aparición de nuevos virus, el resurgimiento de viejas enfermedades y la resistencia a los antibióticos plantea enormes desafíos a la Medicina.

El recorrido virtuoso hacia el desarrollo requiere de inversiones en Ciencia y Tecnología muy superiores al actual magro 0,3% del PBI que se invierte en Argentina. Es necesario incrementar ese porcentaje cumpliendo las leyes vigentes, y reconociendo que por varios años, tal vez una década o más, la contribución estatal será la principal, para después gradualmente ir recogiendo una inversión cada vez más sustancial del sector privado.

En ese sentido también operan las ciencias sociales que justifican y retroalimentan los fundamentos del accionar del Estado y sus organizaciones en pos del desarrollo y de la independencia de su sistema científico basado en la evolución histórica y social del país

Desatender el desarrollo científico-tecnológico es como enterrar la cabeza bajo la tierra para no enterarse. Invertir en ciencia y tecnología no es un lujo ni un gasto: es la única manera de garantizar que Argentina pueda decidir su propio futuro, en lugar de depender de las decisiones de otros. El conocimiento no se importa ni se improvisa: se construye con continuidad, con visión y con un compromiso colectivo.

El país que soñamos, con desarrollo sostenible, trabajo de calidad y soberanía plena, solo será posible si entendemos que cada laboratorio, cada investigador/a y cada estudiante son cimientos del mañana. Apostar por la ciencia y la tecnología es apostar por nosotros mismos, por nuestras hijas e hijos, por una Argentina que no mire el futuro con miedo, sino con la confianza de haberlo construido.

 
Suscriben este documento las siguientes asociaciones científicas y tecnológicas:
 
Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias
Asociación Argentina de Investigaciones Fisicoquímicas
Asociación Argentina de Historia Económica
Sociedad Argentina de Ciencia y Tecnología Ambiental
Asociación Argentina de Investigadores en Historia
Asociación argentina de Farmacología experimental
Asociación de Profesionales de la CNEA y la Actividad Nuclear
Asociación Paleontológica Argentina
Sociedad Argentina de Antropología
Asociación Argentina de Energías Renovables y Ambiente
Sociedad Argentina de Biología
Asociación de Arqueólogos Profesionales de la República Argentina
Sociedad Argentina de Estudios Lingüísticos
Asociación de Antropología Biológica Argentina
Sociedad Argentina de Inmunología
Asociación Física Argentina
Sociedad Argentina de Investigaciones en Bioquímica y Biología Molecular
Unión Matemática Argentina
Sociedad Argentina de Microscopía
Asociación Herpetológica Argentina
Asociación Argentina de Materiales
Asociación Argentina de Astronomía
Asociación Argentina de Ensayos no Destructivos y Estructurales
Sociedad Argentina de Investigación en Neurociencias
Sociedad Argentina de Espectrometría de Masa
Asociación Argentina de Retórica
Asociación Argentina de Ficología
Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos
Asociación Filosófica Argentina
 
y continúan llegando adhesiones
 

Tres objetivos que definen nuestra identidad



Queremos que los decisores políticos sepan que estamos a disposición para abordar los distintos problemas ambientales, estructurales, sociales, desde la ciencia y la técnica, con la metodología y la rigurosidad que las caracteriza.

Susana Hernández, doctora en física, presidente de la AAPC.

 

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